Los Jardines del Palacio de Versalles
André Le Nôtre fue poco a poco perfeccionando el modelo de un gran jardín a la francesa. Este jardinero ¡en su vida había cogido un rastrillo! era botanista y poseía conocimientos de arquitectura y pintura. Versalles presentaba numerosas dificultades, entre ellas, la estrecha colina y los pantanos. Sin embargo el proyecto, cuyo verdadero inspirador fue Luis XIV, se llevó a cabo con éxito.
El trazado general es geométrico: el jardín está ordenado a partir de un eje central con ejes secundarios, avenidas en forma de estrellas, estanques circulares y semicirculares. Un conjunto simétrico organizado en varios niveles. Los árboles están tallados muy rigurosamente y constituyen una auténtica arquitectura vegetal. A la vuelta de cualquier avenida surgen nuevos puntos de vista, nuevas fuentes, nuevas estatuas, emparrados en forma de bóveda y árboles tallados como si fueran madrigueras.
El jardín se extiende en torno al Gran Canal, de estilo veneciano: un estanque de agua de 23 ha y de 5,5km de perspectiva. El gran eje, situado al ocaso, prolonga la perspectiva del jardín hacia el infinito. A ambos lados del Gran Canal se erigen bellas parcelas forestales formadas por diferentes especies de árboles y surcadas por grandes avenidas con hileras simples o dobles de robles y tilos. Estas avenidas poseen sugerentes nombres como la avenida de "ha-ha" (grito de casa) o avenida "de los pavos reales".
 

El curso del Sol
La historia de Apolo, ilustración del mito solar, dicta los temas de las estatuas y de las fuentes del eje central. El gran estanque del extremo occidental está decorado con el carro de Apolo: el dios solar surge de las aguas en un carro tirado por cuatro caballos. Cerca del palacio, Latona, madre de Apolo, domina la fuente central. El ciclo termina en la gruta de Tetis, desaparecida al construirse el ala norte.
Rigor...
El trazado general es geométrico: el jardín está ordenado a partir de un eje central con ejes secundarios, avenidas en forma de estrella, estanques circulares y semicirculares. Un conjunto simétrico organizado en varios niveles.
Los árboles están tallados rigurosamente creando una auténtica arquitectura vegetal.
En torno al palacio se extienden los parterres que, concebidos para ser vistos desde el primer piso, contribuyen al enaltecimiento de la arquitectura. El del Mediodía es un encaje («broderie») de boj coronado de flores, el del Norte está formado de boj y de césped, y, en el centro, los dos estanques de agua del parterre están delimitados por estatuas recostadas que simbolizan los principales ríos de Francia, obras maestras de la escultura de la época.
y fantasía
Pero a la vuelta de cualquier avenida surgen nuevos puntos de vista, nuevas fuentes, nuevas estatuas, emparrados en forma de bóveda, árboles tallados como si fueran madrigueras...
La fantasía se desarrolla en los 9 bosquecillos existentes de los 14 que hubo en su día. Estos bosquecillos crean «saloncitos» de vegetación en forma de ovillo situados en los pequeños bosques -de ahí su nombre- de las avenidas, desde las que nadie puede imaginarse la existencia de tales maravillas.
Aguas y Fuentes
Una preocupación constante
Una de las incesantes inquietudes del Rey Sol fue la búsqueda de recursos de agua para alimentar las fuentes de Versalles. Incluso en plena guerra, el monarca, preocupado por la cuestión, pensó en traer las aguas del Loira, situadas a 200 km de distancia. Pero la construcción de la extraordinaria máquina de Marly -hoy en día destruida- canalizó las aguas del Sena hasta Versalles, mientras que el gigantesco acueducto de Maintenon (de casi 80 km), destinado a traer las aguas del Eure, quedó inacabado.
La red hidráulica: un conjunto único
Resultado de todos esos esfuerzos son los 200 km de acequias, pozos y acueductos que existen todavía en los alrededores de Versalles. El conjunto realizado por los matemáticos e ingenieros de Luis XIV sigue siendo único por su maestría técnica y por su estado de conservación. La red, concebida desde sus orígenes como un circuito semicerrado, comporta depósitos tanto al exterior como bajo tierra y presenta numerosas galerías y bombas.
Esculturas de agua
Entre los diferentes estanques y fuentes de Versalles y del Trianón, producen efectos de agua. Según la forma en la que terminan los caños, el agua sale a borbotones, como una ola, en forma de lengua o a chorros. El estanque de Neptuno, el centro de las fiestas nocturnas, comporta 58 surtidores y presenta 147 efectos hidráulicos.
 El Invernadero de los Naranjos y el Huerto

El Invernadero de los Naranjos: un lugar único
Más abajo del palacio, el Invernadero de los Naranjos desaparece bajo la tierra. La Escalera de los Cien Peldaños que lo rodea asegura la estabilidad de los terrenos. La situación original del invernadero le da una impermeabilidad perfecta. Su orientación en pleno sur y los dobles contramarcos de las ventanas mantienen en invierno una temperatura que oscila entre 5° y 8°.
El Invernadero de los Naranjos: una arquitectura catedralicia

La amplitud, la altura (13m) y la pureza de sus líneas hacen del Invernadero de los Naranjos uno de los mejores ejemplos del talento arquitectónico de Jules-Hardouin Mansart.
El Invernadero de los Naranjos: 1.080 especies  delicadas 
Todos los árboles fueron plantados en cajones de madera: naranjos de Portugal, de España o de Italia, limoneros, granados (algunos tienen más de 200 años), adelfas, palmeras (desde principios del s. XX) e incluso tomateras.
Estos árboles dan pocas frutas ya que fueron tallados en forma de bola para un uso puramente decorativo. Los jardineros los sacan a mediados de mayo y los vuelven a meter en el invernadero a mediados de octubre, transportándolos en una carretilla.
El Huerto
Nada ha cambiado desde hace trecientos años. Desde las terrazas encajonadas del Huerto se pueden contemplar las vistas más hermosas de este teatro natural. Cerca del Invernadero de los Naranjos, el Huerto del monarca producía frutas y hortalizas excepcionales destinadas al consumo del rey y de sus cortesanos, hoy en día asequibles a todos los visitantes que deseen descubrir la calabaza azul de Hungría y la pera Buen Cristiano de Invierno. Las variedades antiguas aparecen junto a las más modernas.Los árboles en espalderas, en forma de palmera o trepando alrededor de un palo se alínean en las parcelas del jardín, a través de muros formados por arcadas.
El arboretum de Chèvreloup
En 1699 Luis XIV adquirió el llano de Chèvreloup situado al noroeste del dominio para instalar en él una granja real y utilizarlo también como terreno de caza.
En la actualidad las 200 hectáreas del terreno están plantadas con 2.000 árboles provenientes de Europa, el Cáucaso, China, Japón, Canadá, Estados Unidos, Chile... así como de variedades hortícolas y especies amenazadas.
El Gran Parque   
Un antiguo terreno de caza
Durante el Antiguo Régimen el jardín era ocho veces más grande que hoy. Pues lo que actualmente se denomina Gran Jardín era entonces el Pequeño. En el primero se practicaba la caza de montería y en el segundo la caza al blanco. Los muros que los separaban, y que hoy en día forman el recinto del dominio, estaban interrumpidos por fosas llamadas «saltos de lobo» que impedían a estos animales acercarse, al mismo tiempo que creaban grandes perspectivas.
Un gran canal a la veneciana
El jardín se extiende en torno al Gran Canal: un estanque de agua de 23 ha y de 5,5 km de perspectiva. El gran eje, situado al ocaso, prolonga la perspectiva del jardín hacia el infinito, entre el macizo de álamos de Italia de los que percibimos las siluetas más allá del agua. Al principio del Canal, los edificios de la «Pequeña Venecia» nos recuerdan a las góndolas y a sus gondoleros, balandros y galeras que formaban la flotilla utilizada para paseos, conciertos o fiestas navales. El brazo transversal del Gran Canal unía la desaparecida Casa de Fieras con el Trianón.
Un bosque bien ordenado
A ambos lados del Gran Canal se sitúan parcelas forestales formadas por variedades arborícolas locales (robles, fresnos, hayas, cerezos silvestres) y surcadas por grandes avenidas con hileras simples o dobles plantadas de álamos, sustituidos hoy en día por robles y tilos. Dichas avenidas tienen sugerentes nombres como la avenida de «ha-ha» (grito de caza) o la avenida de los pavos reales...

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